
Por donde lo abra, sea la caja que sea, el archivo fotográfico de Viceversa me depara todo género de sorpresas y recuerdos. Anoche me interné en la segunda de las cinco que lo conforman, en la que nadie había andado en más de veinte años.

Rompo los sellos de cinta adhesiva y me veo pasando los sobres que corresponden a la letra L. Sobresalen tres o cuatro especialmente gruesos, que contienen obra de dos fotógrafos que fueron asiduos colaboradores de la revista, uno de ellos Benjamín López Alcántara. Abro los que llevan su nombre y saco nuevamente a la luz algunos de los retratos que hizo para nosotros, todos ellos magníficos.


Primero, el de uno de los mejores amigos de la revista, colega suyo, Dito Jacob; luego, uno de la poeta Natalia Toledo; todavía después uno más, francamente notable, del novelista colombiano Fernando Vallejo.

Por último, me detengo en los tres retratos que motivan este post: nuestro amigo, el poeta David Huerta, en 1994. A solas, primero; luego, un par de veces con su esposa, la escritora Verónica Murguía. Ofrezco un reproducción informal de esas fotografías como una manera de saludar a mi amigo poeta.



No menos que eso, como una nueva muestra de las riquezas que conserva ese archivo, en el cual hay un extraordinario retrato de la década de 1990, y con el que, si las cosas salen como tenemos planeado, haremos una exposición y un libro dentro de doce meses, cuando se cumplan tres décadas exactas de la fundación de nuestra revista.

Qué bueno! Hermoso archivo.
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¡Gracias! Un saludo cordial.
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Maravilloso! Esperamos los proyectos.
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¡Gracias, Tere! Muchos abrazos.
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