Yo mismo, que durante los últimos treinta años he trabajado con la obra de Gerardo Deniz y puedo decir que conozco y estoy familiarizado con prácticamente todo lo escrito por él, me he sorprendido al releer esta página que forma parte de uno de los textos que fueron inéditos hasta 2016, cuando aparecieron de manera póstuma en De marras, la edición de su prosa reunida (FCE). ¿Qué me sorprende de ella? La seguridad y la franqueza con las que está expresada la convicción de sus capacidades; para nada es usual entre los poetas mexicanos este género de expresión escrita (como no es usual nada en Deniz). El fragmento se encuentra en ese libro, aparecido dos años después de su muerte, ocurrida el 20 de diciembre de 2014, y puede leerse en las páginas 817 y 818. En otra ocasión, en este mismo espacio, enumeré y comenté al menos 15 razones para asomarse a ese extraordinario volumen. He aquí una más. Reproduzco a continuación esa página para que la conozcan los seguidores de este blog.

Bibliografía de un poeta reciencasado [Fragmento]

Por Gerardo Deniz

Enero del 62. Dos días, 6 y 7, nos lleva Manuel [Tavares, su cuñado] (sin su madre) a Acapulco, que yo no conocía. Llevaba 20 años sin ver el mar, el Atlántico. Ahora es el Pacífico mi más amigo (aunque en secreto lo sea el Índico). Llegados tarde, cansados, alcancé, de madrugada, a escribir el soneto a un calamar gallego. [1] Salió bien. De regreso en el DF hice otros más. (Entre 1958 y entonces, sólo compuse uno, deprimente, a fines de 1961.) Estos materiales inéditos podrán leerse en la nueva edición de Adrede y Gatuperio que publicará la editorial Vuelta para celebrar el nuevo milenio (el cuarto). [2] Dichos sonetos inéditos constituyen una especie de transición entre mi poesía anterior a 1959 (aquélla sí era poesía, carajo) y la posterior a 1965. Es ésta una manera saludable y esclarecedora de analizar las cosas; yo mismo la he sugerido. Con todo, encubre una profunda falsedad. Trataré de aclarar.

Juan Almela visita a Octavio Paz.
La foto es de Elsa Almela.

Mis poemas “pacianos” de la primera docena de páginas de Adrede son pobres (se llevarían, cuando mucho, el premio de Aguascalientes de 1996). Uno de ellos es, incluso, “cuasiprepaciano” (no hace falta explicar aquí tantos prefijos). El hecho es que en 1953, cuando me familiaricé con las reacciones de sustitución nucleófila, me pasó por la cabeza escribir un poema describiendo la reacción SN2. ¿Cómo? De eso sí no tenía la menor idea. En vista de que ignoraba que fuese posible apartarse de la “poesía poética” conque me habían fastidiado en la escuela, no se me ocurrió sino hacer, del poema químico-orgánico, un enigma; quienes intentaran descifrarlo se extraviarían sin remedio. Subrayemos: por entonces yo no había leído ni una línea de Góngora, ni una de Mallarmé (apellido puramente legendario) —y no hablemos, ni de lejos, de pedantemas como la “alquimia del verbo” y demás chácharas. Nací para ellas pero, sabiendo o no sabiendo de ellas, las tomé siempre como bromas, como desafíos al ingenio —que me gustaban y gustan mucho—, si bien carentes de especial trascendencia. Nadie me ha superado en aliteraciones, anagramas, retruécanos, palindromos, anamorfosis, multirreferencias, etc. En ese sentido estoy tranquilo (pues puedo repetir serenamente: nadie me ha alcanzado). Ahora bien, ni por un instante he supuesto que esta primacía, absolutamente abrumadora en nuestro idioma, implique la menor conquista… ¿cómo diremos para que entiendan los sabios?… ¿“ontológica”? Es puro pasatiempo, que llega a ser dificilísimo, como el ajedrez, y que para mí cifra su encanto en no significar (en el mal sentido de la palabra), implicar ni importar nada en absoluto. Para mi corazón, lo importante era la música y la estereoquímica del ciclohexano. Cuando trataba de escribir “poesía”, trataba naturalmente de escribir “como era debido”, oh escuela secundaria, oh Platero y yo. Octavio Paz me enseñó a emplear en un poema la palabra “tranvía”. Eliot me enseñó cosas todavía peores. Benditos sean. A quien quiera creerme, le juraré que todas las falsas honduras (divertidas a ratos) del “mundo como laberinto, como criptograma, como…” me fueron familiares, de nacimiento, como lo que son: respetables entretenimientos.

Notas

[1] Aquí el soneto al calamar gallego:

Discurre el autor acerca de las veleidades de la fortuna al gustar un calamar aderezado, que se atrevió por la Bahía de Vigo y así terminó su existencia de mísera manera

Este que veis aquí, color siniestro,

testimonio es de mar y lejanía

y a quietud sometido todavía

a la noche sirviera de maestro.

Hábil en nados y en la huida diestro,

el azar lo llevó por la bahía:

sin conocer el sol, y en compañía,

es hoy, como al azar, regalo nuestro.

Sirva de norma a quien persigue en vano

riqueza o prez, acaso merecida,

este ejemplo al alcance de la mano

y sepa que no vale maña o fuerza:

no habrá rigor que al mar ponga medida

ni a la suerte hay tiniebla que la tuerza.

(Tomado de Adrede y Gatuperio, Conaculta, colección Lecturas Mexicanas, México, 1998, presentación de Fernando Fernández, pág. 39.)

[2] La editorial Vuelta tuvo el proyecto de hacer una edición conjunta de los dos primeros libros de poesía de Deniz, Adrede y Gatuperio, que no se llevó a cabo porque la empresa editorial de Octavio Paz dejó de hacer libros. En 1998, por fin, el proyecto cristalizó bajo el sello de la DGP de Conaculta.

Con Gerardi Deniz en Chapultepec.
La foto es de F.M.

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