No busco siquiera: sobrevuelo las fotos de las últimas semanas y escojo, un tanto azarosamente, las que más me gustan; el motivo: armar un post para celebrar los cinco años que llevamos viviendo juntos. No exagero si digo que ha sido un lustro de amistad perfecta.
Tal como dejan ver estas imágenes, Madrina (que antes se llamó Melibea, porque así la rebauticé el día que llegó a vivir conmigo, y todavía antes Luna, que es como se llamaba en el refugio de gatos adonde fui a adoptarla, un martes de hace cinco años), es un ser extraordinariamente inteligente y hermoso. Ama, todavía más que yo (y ya es decir) nuestra cotidiana rutina, lo que hace que la comunicación entre nosotros sea nítida tanto como fluida, y nuestra convivencia, en consecuencia, me parece, resulte un gozo para los dos. Vaya esta serie de fotos escogidas sin pensarlo mucho, hechas durante las últimas semanas, para celebrar el lustro de feliz relación que cumplimos este octubre.
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Siglo en la brisa 