
Defendí, todo lo que pude, la idea de incluir el ensayo en la edición de su prosa reunida; cuando Juan Almela confirmó su decisión de dejarlo fuera, y puso de ese modo punto final al asunto, creí ver que algún día, en un futuro acaso no demasiado remoto, podríamos publicarlo nuevamente y darle así el lugar que merece en el conjunto de su obra. Era 2013; sólo siete años más tarde, en 2020, casi por los mismos exactos días, dos editores desconocidos entre sí, uno en Tabasco y el otro en Buenos Aires, manifestaron su interés en volver a ponerlo en circulación.

Curiosidades persianas había visto la luz una sola vez, en las páginas de la revista Vuelta (núm. 210, de mayo de 1994) después de que su autor leyera en público el ensayo el 18 de octubre de 1993. Fue a invitación de Sergio Vela, en el Salón del Consejo de la Universidad de Guanajuato, en una conferencia que formó parte del XXI Festival Internacional Cervantino.

En 2013, cuando preparábamos De marras (FCE, 2016), la edición de su prosa reunida que se publicó tres años más tarde (un año y medio después de la muerte del poeta), Juan Almela decidió excluirlo porque le parecía, según expresó entonces, que aquel artículo debería de estar para entonces ampliamente superado, en medio de la profusa y siempre creciente bibliografía consagrada a Saint-John Perse. Sin embargo, nadie que lo haya leído ahora, cuando ha pasado más de una década, piensa así; es más: nuestro amigo José Luis Rivas, gran conocedor mexicano de aquel poeta, manifestó en días recientes su interés en incluir el texto como epílogo de su magna traducción de la obra poética de Perse, que tiene prácticamente terminada.

La edición argentina de Curiosidades persianas salió el año pasado, como primer título de Seré Breve, el flamante sello editorial del poeta y librero Eduardo Ainbinder; hace unas semanas, apareció la mexicana, obra de Monte Carmelo Ediciones, diseñada por Diana Rodríguez y Federico de la Vega, en una tirada que hemos patrocinado algunos amigos encabezados por el director de esa notable casa especializada en libros de poesía, Francisco Chico Magaña. No sólo tienen en común las dos ediciones el magnífico ensayo de Deniz, sino que comparten las mismas palabras finales, escritas expresamente para ellas por el poeta David Huerta.

Un aspecto irresistible de nuestra edición es que se ilustra con algunos de los muchos apuntes manuscritos de Gerardo Deniz, reproducidos en el color original de la plumilla con la que fueron plasmados, sólo una muestra de los numerosos que escribió el poeta antes de redactar el ensayo.

La edición de Monte Carmelo, impresa con gusto exquisito y cuidados extralimitados (la encuadernación sin adhesivos, obra de Jorge Lerdo de Tejada, es uno de sus aspectos más notables), es de verdad bellísima, como merece un extraordinario ensayo tan largamente esperado.

El próximo lunes se cumplen siete años de la partida de Gerardo Deniz. Sus amigos lo recordamos con la nueva puesta en circulación de sus Curiosidades persianas, ahora en forma de libro, esta vez en México, como una prueba de que su literatura está más viva que nunca.



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