La grabación está fechada el 9 de septiembre de 2009. Gerardo Deniz relata en ella la manera en la que, una melancólica tarde de 1955, año en que cumplió veintiuno de edad, se preguntó si aquel señor llamado Octavio Paz, de cuyos versos, descubiertos poco tiempo antes en la última página de una modesta publicación cultural, se había servido para impresionar a una muchacha, existía realmente, si había escrito libros, si era posible conseguirlos. He aquí un fragmento de la conversación.

Gerardo Deniz y Octavio Paz. Foto: Elsa Almela.

—Te confesaré una cosa muy triste, muy vergonzosa, pero más vieja que mear en pared, como dicen, que es que en una ocasión [Titina] me pidió que le escribiera alguna cosa poética y le escribí, o lo que me acordaba, uno de los tres primeros poemas que conocí de Octavio Paz. Y pues sí le gustaron.

—¿Cuál era? ¿Era uno que se llamaba “Virgen”?

—Sí, hay otro, “Virgen”, que se empezó llamando “Sueño de Eva”… Pero en aquel tiempo sólo había leído yo tres poemas de Paz. Entonces no tenía mucho de dónde escoger. Cuando ya después de la separación inicial… Fue justamente el día del cumpleaños de ella de 1955, que ya estábamos aislados por completo, cuando presa de la melancolía salí a caminar por las calles y de repente me vino aquello de: “Ese señor Paz, ¿existirá? ¿Habrá escrito algún libro?”. Y ya ves, entré en una librería y otra y otra y otra, y sí lo conocían en todos lados, pero ya no tenían… Estaba agotado… Hasta que al fin, oh milagro, en la Librería de Cristal de la Alameda, ahora un vago recuerdo, ahí tenían dos libritos: la primera, mera, ísima, Libertad bajo palabra, y ¿Águila o sol? Los compré en el acto, corrí a casa y me los empujé de un trago. Para la media noche ya los había leído y releído.

Curiosidades persianas, edición argentina. Seré Breve, Buenos Aires, 2020
(Para conocer la edición mexicana, haz click aquí).

—¿Dónde vivías en ese entonces?

—¿Yo? En Hamburgo y Burdeos.

—¿Y cuál fue tu impresión?

—Ah, no, me quedé fascinado completamente. Sí. Las críticas secretas fueron llegando después, pero mucho después. Eso fue… Bueno, sospecho que habría inmensas influencias pacianas en un montón de cosas que escribí y tiré, y cuyos fragmentos que me quedan en la cabeza me sonrojan violentamente, por lo malos. Sólo hay un poema que es casi prepaciano, mío. Ya conocía los tres poemitas pero éste, el mío de entonces sin más Paz que tres poemas, está al principio de los principios. Ya ni me acuerdo cómo se llama. Pero ése es lo más limpio de Paz que escribí. Bueno, antes había escrito y tirado, pero muy poco.

Gerardo Deniz, en su estudio de la calle de San Antonio 36-6, en 1992. A la derecha, asomada a la calle, su gata Koshka. Foto: Nicola Lorusso / Archivo Viceversa.

—¿Cómo empieza ese poema? ¿Te acuerdas?

—“Espero sólo esta noche…”. Lo reconstruiría, pueque, todo. Y ése fue el único antes de que conociera más cosas de Paz y empezaran ya mis complicaciones propias, con Paz, porque pues es muy curioso pero en realidad la actitud, llamémosla poética, de Paz, es prácticamente la opuesta de la mía. Y en alguna cosa posterior hay alguna alusión muy dura que seguramente él nunca leyó pero que yo puse muy conscientemente.

—¿Aquello de “la porción de infinito que nos queda”?

—Sí, cosas así. Y hasta la tercera línea o qué sé yo de Adrede o de Erdera, ya es conscientemente antipaciana. Lo de “la noche poblada de infinitos” y un irónico: “los únicos infinitos que nos van quedando”. Por eso, porque Paz estaba en su época, así, mágica, astral, del amor, el poder del no sé qué, la dialéctica y la chingada. Ah, no, aun antes: “Nido de tibia piel, tu piel del color de tu piel…”.

—…

—“Eres la mitad del mundo. Todo no”. Porque era ese mundo de Paz en el que es lo mismo el soñar que el obrar, y que todo se realiza y demás, y por eso puse aquello de que aquella chava, semi-tres cuartos hipotética y un pellizquito de Titina, no se fuera a creer el mundo, que era un mundo la buena chica. Pinche chica. Así que aclaré: “Eres la mitad del mundo. Todo no”. Eso está en la primera página de mis obras completas.

Gerardo Deniz, el último año de su vida. Foto: FF

Haz click aquí para conocer la edición de Juan Pascoe de un soneto de Gerardo Deniz sobre Octavio Paz.

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