La memoria de Carlos Ulises Mata permite a mi amigo guanajuatense remontarse a la segunda Memoria del tigre, aparecida en 1993, en cuya sección “Bitácora del sedentario” fue recogido el poema. Con ello me confirma que Eduardo Lizalde, su autor, de cuya obra es uno de los principales estudiosos, lo incluyó en uno de sus libros. Yo, que no lo conocía, acabo de dar con él en un viejo número de Vuelta (146, enero de 1989), en cuyos ejemplares encuadernados me entretuve esta semana en busca de noticias sobre la novela Siglo de un día. Al revés de lo que ocurre con Carlos Ulises, mi memoria (y de paso, mi biblioteca) no va más allá de la primera edición de aquel libro, que el poeta enriqueció luego con todo género de materiales.

Para mi amigo, lo mejor del poema, cuyo título es “Contraelegía para Ramón López Velarde”, es el verso “yo, tu entenado más fiel”, apreciación con la que estoy de acuerdo, y lo peor, al menos para quien esto escribe, la que nos parece una errata que los redactores de Vuelta dejaron ir, cosa que, hay que decirlo, no era infrecuente en la revista de Octavio Paz, aun cuando los poemas fueran breves o sus autores gozaran del sincero afecto de su director.

La segunda parte del tercer verso de la quinta estrofa dice “por Adonais de pueblo”; en la versión recogida en la segunda edición del libro de Lizalde, me dice Carlos Ulises, la frase se lee: “pobre Adonais de pueblo”, lo cual, para mi colega guanajuatense, con quien estoy de acuerdo también en esta ocasión, se aviene mucho mejor con el sentido del poema. Tanto él como yo pensamos que en sus siete estrofas está todo Lizalde: su aliento inconfundible, su sentido del lenguaje, la temperatura de su carácter, su humor. Mi amigo añade un par de valiosas observaciones: primera, aquel lugar muy reconocible desde donde escribe el poeta (en ese caso, el que se trate de una “contraelegía”); segunda, el que lo dedique “irrespetuosamente” a López Velarde.

López Velarde, según el grabado de Roberto Montenegro incluido en la primera edición de Ejemplo, novela de 1919 de Valle Arizpe.

El Adonais de Shelley, me explica asimismo mi amigo, era un poema que le gustaba mucho a Lizalde y de él tomó uno de los epígrafes de El tigre en la casa. Para ambos, el poema tiene un valor extra por la razón de que está dirigido al poeta zacatecano. Algo habrá que decir sobre el texto mismo y a eso dedicaremos el post de la próxima semana. Reproduzco aquí la página donde fue publicado por vez primera, con el propósito de que lo disfruten quienes siguen las peripecias de este cuaderno en línea, como si fuera un hallazgo, exactamente como lo ha sido para mí.

Eduardo Lizalde, la última vez que estuve con él. Fue a principios de julio de 2019, unos días antes de que cumpliera 90 años. Foto FF

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