
Un amigo siempre interesado en la precisión documental me sugiere que añada, a la reproducción de esta fotografía en Facebook, los nombres de quienes aparecen en ella. No sin alguna ironía, una suerte de gozosa e incluso festiva ironía, añade que, de ese modo, quienes la vean dentro de 40 o 50 años serán capaces de establecer la identidad de todos y cada uno de los retratados. Acepto su petición de hacerlo porque eso me permite contar el simpático modo en que se logró la imagen. Resulta que mi gran amigo, el fotógrafo Juan Miranda, le pidió a mi hermano José María que les hiciera una foto a él y su esposa, Norma.

Foto: José María Fernández Figueroa
En el momento en que eran retratados, por cierto mostrando él a cámara un ejemplar de mi libro Almas flexibles, alguien, no se sabe con precisión quién, gritó desde el fondo del jardín donde se llevaba a cabo el encuentro que deseaba aparecer también en la foto, al tiempo que se colocaba, prácticamente de un salto, a espaldas de Norma y Juan. A partir de ese momento, con un divertido ritmo como de comedia burlesca, durante los siguientes segundos otras voces fueron sumándose, una tras otra, y luego unas más, y muchas otras luego, hasta que el grupo creció de las dos personas que originalmente posaban a las treinta y dos que terminaron haciéndolo, entre ellos, como lo muestra la tercera foto que incluyo en este post, incluso mi propio hermano, el fotógrafo original del retrato, quien, contagiado del riente entusiasmo generalizado terminó dejando la cámara en manos de alguien más y corrió a sumarse al grupo alrededor de Juan Miranda y su esposa. Reproduzco nuevamente la foto y escribo al calce de ella los nombres de los familiares y las amigas y los amigos que estuvieron conmigo en el Seminario de Cultura Mexicana (SCM) el pasado martes 14 de junio. No puedo de dejar de sentir dolor al ver a David Huerta incluido en la imagen, un poco menos de cuatro meses antes de su fallecimiento, en el lugar, eso sí, central que, gracias a su inteligencia fraterna y su generosidad conmigo, de la que tengo muchos y muy variados ejemplos, ocupó en mi vida durante los años recientes.

En el orden acostumbrado: Arturo Beristáin (actor, encarnó recientemente a uno de los hermanos Casasola en la obra de Juan Villoro sobre López Velarde), Felipe Jiménez (viejo amigo desde los años de la preparatoria, periodista), Arón Bitrán (violinista, miembro del Cuarteto Latinoamericano), José Santos Álvarez (primo hermano, comunicador especializado en radio), Juan Carlos Escalante (sobrino, hijo de mi hermana Covadonga), Javier Camarena Fernández (primo hermano, activista en favor de los derechos de los animales), Ángeles Lagos (mujer de mi padre desde hace 40 años), Fernando Fernández Bueno (mi padre), Renata Ramos (actriz, maestra de chi kung), Ángeles González Gamio (cronista de la Ciudad de México, miembro titular del SCM), Sergio Vela (viejo amigo, director escénico, miembro titular del SCM), Juan Miranda (fotógrafo), Fernando Fernández (redactor de esta nota), Jonathan López Romo (amigo, ex productor de mi programa de radio), Verónica Chicurel (Chicu, autora de libros infantiles, maestra de niños lectores), Rafael Vargas (poeta, periodista cultural, editor), Isidro Sánchez Navarro (amigo, arquitecto), Mónica Braun (amiga, poeta y editora), Felipe Leal (arquitecto, miembro titular y presidente del SCM), Alinka Cervantes (estudiante, hija de Verónica Chicurel), Javier Garciadiego (historiador, director de la Capilla Alfonsina, miembro titular del SCM), Jorge Pedro Uribe (cronista, miembro asociado del SCM), Saúl Alcántara (arquitecto especializado en paisaje, miembro titular del SCM), Alberto Pérez Amador Adam (historiador, uno de los grandes estudiosos de sor Juana en México). Abajo: Norma Yolanda Contla (esposa de Juan Miranda), Otilia Figueroa Martínez (mi madre), José Homero (poeta, crítico, editor de la revista Liber), David Huerta (amigo, poeta) y Lily Adam (madre de Alberto Pérez Amador Adam).

Fotógrafo por identificar.