No tengo manera de reconocerlo puesto que nunca lo he visto en persona, y su foto de perfil en twitter, medio a través del cual nos hemos comunicado hasta ahora, no hace justicia a quien realmente es. Así, cuando me dice su nombre, Armando Meza, yo le estrecho la mano con simpatía sincera y le doy un abrazo.

La ocasión nos la ha dado la plática sobre Gerardo Deniz que he venido a dar a la Feria del Libro de Coahuila, invitado por la corresponsalía de Arteaga-Saltillo del Seminario de Cultura Mexicana, y a la cual él, conocido grabador, pintor y encuadernador saltillense, ha tenido la enorme amabilidad de asistir.

Veo que trae consigo uno de los apenas cien ejemplares de Epistula ad Almela, la plaquette de Alfredo García Valdez que yo edité poco antes de la muerte de nuestro amigo común. Me llama la atención el estado en que se encuentra ese ejemplar, como si hubiera sido incansablemente llevado y traído, leído y releído, y a lo mejor quizás también como si, para su propietario, se hubiera convertido en una especie de reliquia del colega y compañero fallecido prematuramente.

Con trabajo, y no sin ayuda, alcanzo a descifrar las palabras con las cuales, el 4 de febrero de 2021, Alfredo le dedicó la edición: “Para Armando Meza, esta carta póstuma a un químico y gran poeta. Alfredo García Valdez”. Pero eso, al día siguiente. Delante de él, como no lo consigo, y no deja de darse cuenta, me explica: “Así escribía cuando estaba borracho”.

Yo le pido que me permita hacerle un retrato y tomarle unas fotos al ejemplar. Él accede, visiblemente gustoso y satisfecho.

Deja un comentario