
Bajo los caracteres “XV” impresos en el lomo, este libro pasó disimulado a últimas fechas en la estantería de una biblioteca distraída como número 15 de una hipotética serie cuyas piezas estaban perdidas o mal acomodadas.

Una vez distinguido de la multitud más o menos uniforme de la que formaba parte, resultó que “XV” no era un número romano sino las iniciales del propietario original del volumen, Xavier Villaurrutia, quien por un modesto pero significativo milagro terminó siendo también de su autor.

Se trata de un ejemplar bellamente encuadernado de la primera edición de Poemas escogidos, la antología de Villaurrutia de la poesía de López Velarde publicada por «Cvltvra» en 1935, la misma que más tarde, aumentada y corregida, adoptó el nombre por todos conocido de El León y la Virgen (Biblioteca del Estudiante Universitario, 1942).

Rejas del Centro XV, colonia Condesa de la Ciudad de México. Foto FF
No sólo queda ese rastro de Villaurrutia en el libro; en la página donde se da cuenta de las obras de uno y otro (las de Ramón, las primeras ediciones de que hablé en este mismo espacio hace unos meses; las de Xavier, cuatro títulos de su temprana bibliografía), una mano que bien pudo ser la suya añadió los lugares y fechas de nacimiento del poeta de Zozobra.

Pero la prueba más importante de que el ejemplar fue de su propiedad, por supuesto, es su firma, estampada en una de las primeras páginas del libro, en donde resplandece con la misma nitidez con la que vive en nuestra consideración aquel personaje, a quien tanto admiramos.

Villaurrutia fue una de las sensibilidades más finas e inteligentes de la literatura mexicana del siglo XX, y su trabajo sobre López Velarde, que sigue siendo uno de los mejores para aproximarse a su obra y apareció por vez primera en esta edición de ese libro, es la prueba que más nos satisface. Para acompañar esta entrega de Siglo en la brisa, reproduzco algunas imágenes de ese ejemplar que estuvo en sus manos y forma parte ahora de la Biblioteca Bernardina de la Ciudad de Querétaro, que custodia nuestro amigo Federico de la Vega.

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